Cada vez que converso con cierta persona (a la que no voy a nombrar ahora, no por falta de ganas o vergüenza, si no porque no estoy seguro de que a ella le gustara verse objeto de mis devanaciones) me viene a la mente alguna de mis decisiones pasadas, y a la vez que un escalofrío me recorre el espinazo, pienso en lo que pudo haber sido y no fue.
En contra de lo que algunos puedan pensar, no me arrepiento de las decisiones tomadas, pero si de no haber hecho cosas para las que ya me veo algo entrado en años y en quilos.
La persona de la que hablo, domina cuatro idiomas (que yo sepa) y vive actualmente en París. Trabaja en algo que le gusta y le va bien, aunque ya esta valorando la idea de mudarse a la ya pacífica Irlanda.
Si...el tono que notáis es de envidia. Envidia de un ser libre, de mente libre y que aprovechando las oportunidades según le iban viniendo consiguió labrarse un presente de lo mas envidiable, al menos seguro que para muchos.
Espero tener la suerte de que por mucho tiempo siga considerandome amigo suyo y sepa ver mas allá de vanalidades causales ya que nunca están todos los que son ni son todos los que están.
No creo que nadie que no pase hambre y esté en su sano juicio quisiera cambiarse por otra persona y yo no voy a ser la excepción, pero a menudo me reprocho el no haber sabido aprovechar de una manera mas productiva mi tiempo perdido.
